The Fractal Wasp Troll,A�de Johan Andersson
El desarrollo de nuestra civilizaciA?n se debe al uso de las matemA?ticas, sin ellas seguirA�amos golpeando piedras y viviendo en cuevas. Los nA?meros representan la perfecciA?n de un lenguaje que no admite variaciones ni dobles significados. El 2 siempre serA? 2 hasta el final de los tiempos, o al menos asA� nos enseA�aron en la escuela primaria donde vimos lo suficiente para poder vivir una vida funcional sin tener que rascar la pintura que cubre la pared de la perfecciA?n matemA?tica.
Si nos molestamos en ver un poco detrA?s de la comodidad, encontramos que el universo sigue conformA?ndose con matemA?ticas, pero no de una manera tan cA?moda ni segura. La nociA?n del infinito la podemos entender de fuera como algo que no tiene fin. A?Pero que pasa cuando divides un infinito entre otro infinito? Esa simple operaciA?n matemA?tica que en cualquier otro caso nos darA�a como resultado uno, se indetermina y cae en el vacA�o de la probabilidad. El infinito no se puede dividir.A�
Escher-esque,A� sublingual viagra side effects. deA�Mark Miller
Este tipo de pensamientos llevA? al matemA?tico Georg Cantor al asilo mental ya que en su bA?squeda por entender conjuntos de nA?meros infinitos se dio cuenta que habA�a infinitos mA?s grandes que otros, o mA?s densos. Como simple ejemplo, si comienzas contar con nA?meros enteros desde el 1 hasta el infinito tendrA?s un grupo de nA?meros infinito en tamaA�o pero mA?s pequeA�o que un grupo que comenzara en infinito negativo y cubriera todos los nA?meros enteros negativos hasta el cero y luego todos los enteros positivos hasta el infinito. A?Pero si los dos son infinitos como puede haber uno mA?s grande que otro? AsA� fue como nuestro amigo Cantor fue a dar al asilo.
Los nA?meros irracionales son otro gran vacA�o en el que puedes caer y nunca salir. El mA?s famoso es el nA?mero a�?pia�?. El cual en las escuelas nos enseA�an a abreviar como 3.1416, pero la verdad es que nunca termina, tenemos un infinito de nA?meros y este pequeA�o nA?mero nunca se cierra, continA?a sin parar. Ahora, si consideras que toda circunferencia tiene dentro el nA?mero pi encontrarA?s que estamos rodeados de geometrA�as infinitas a donde mires. Las llantas de un auto, el arco de la entrada al edificio, las canicas con las que juegan los niA�os en la calle. TODO lo circular encierra en sA� el infinito.
Still de la adaptaciA?n deA�Dreams of the WitchouseA�de H.P. Lovecraft a una Rock A�pera (prod. H.P. Lovecraft Historical Society), con Walter Gilman (Jacob Lyle) estudiando matemA?ticas en la infame habitaciA?n de esquinas no euclidianas.
Y aA?n no hemos entrado en las matemA?ticas del Caos. Esta busca encontrar orden en lo que parece aleatorio (explicado de manera muy breve). Esta rama utiliza fractales para poder definir las pequeA�as variaciones que se generan a los sistemas complejos. AsA� que hasta en lo que no tiene apariencia de orden se puede encontrar un patrA?n recurrente que lo explica. Se estA? aplicando en muchas ramas de las ciencias como la metereologA�a, la salud, entre otras.A�
PitA?goras, el inventor de ese famoso teorema que nos obligaron a aprender en la secundaria, creA�a que los nA?meros eran producto de la perfecciA?n de Dios y que A�l se comunicaba con matemA?ticas. Para los seguidores de su escuela, las matemA?ticas eran divinas y se les trataba con respeto y temor. Su conocimiento requerA�a varios aA�os de preparaciA?n para poder recibirlas. Y solo al final te revelaban su poder secreto.
Still deA�PiA�(Darren Aronofsky, 1998)
Hoy nos parece tonto que algo tan simple requiriera preparaciA?n mental, pero con lo poco que les he comentado de lo que se oculta detrA?s de lo a�?fA?cila�? de ellas, A?no creen que sA� era necesario?
Los nA?meros y las cifras son usadas en muchas pelA�culas para explicar secretos y misterios que el protagonista al inicio no puede entender. Tenemos por ejemplo a�?Pi, el Orden del Caosa�? (Darren Aronofsky 1998), opera prima de este director donde un matemA?tico estA? intentando definir un teorema que le permitirA? encontrar orden donde no lo hay. a�?NA?mero 23a�? (Joel Schumaher, 2007). a�?SeA�ales del Futuroa�? (Alex Proyas, 2009) a�?Logosa�? (Michael Sorokorensky 2013).
En el anime y manga tenemos el clA?sico ejemplo de a�?Tokyo Ghoula�? (Sui Ishida, 2014) donde uno de los villanos tiene una obsesiA?n con contar en voz alta, cuando atrapa al protagonista, lo tortura del mismo modo que a A�l lo torturaron y uno entiende porquA� repite los nA?meros todo el tiempo.