Stenio recibe a todos en la morgue, para embalsamarlos y escucharlos.
Qué curioso, mientras a nuestros vecinos del norte –los de la industria más grande de cine de horror– los atacan aliens, demonios, monstruos o asesinos seriales invencibles, en América Latina las razones de nuestro espanto son los seres humanos comunes. Eso dice bastante de lo que nos asusta a ambos como sociedades. Mientras a Estados Unidos le asusta la otredad –uno de los países más xenófobos, qué raro– en América Latina sabemos que el terror se mueve junto con nosotros en las calles, en el trabajo, en la familia. Claro, somos los países en guerra perpetua y con los índices más altos de criminalidad en el mundo. Si quieres saber algo de la mente de tu país, ve sus películas de terror, dice un viejo adagio que ahorita les estoy inventando.
El género del terror siempre es político y, como ya hemos apuntado en otras ocasiones, es la única forma de decir verdades que pocos quieren saber. Por eso, psicoescucha, estamos orgullosos de ti ya que si te gusta el terror, es porque te gusta la verdad.
La violencia cotidiana se vuelve sobrenatural en este filme.
Ahora la noticia: estrenándose el próximo viernes, llega la cinta brasileña Morto Não Fala, para México Morgue Maldita —qué feo título, está mejor su traducción literal: Los muertos no hablan, pero ya saben, los distribuidores a todo le ponen maldito/maldita— Es la ópera prima de Dennison Ramalho, quien lleva ya bastantes años haciendo cortometrajes de terror. Ramalho decidió lanzarse a hacer su primer largometraje, y digo lanzarse porque levantar una película es aventarse al vacío esperando volar.
El filme nos adentra a la vida de Stenio, un trabajador de la morgue que puede hablar con los muertos. La morgue le da bastante trabajo, pues se encuentra en una ciudad llena de crimen por el contexto político actual de las guerras entre pandillas. Stenio ya está acostumbrado a los muertos rumiando los últimos momentos de su vida. Algunos incluso tardan en darse cuenta de que han fallecido. Pero esta cotidianidad cambia un día cuando uno de los muertos le revela a Stenio un secreto sobre su propia vida. Para cobrar venganza aprovecha la guerra entre pandillas, pero se le va de las manos y desata una maldición para él y su familia.
La muerte marca un fin muy extraño.
No les miento, tiene algunos defectillos de ópera prima, como el no darle aire a la atmósfera opresiva, provocando que la película se vuelva cansada, pero si ya llevan una vida opresiva, entonces no hay problema. Sin embargo, en mi opinión el buen terror no depende de lo mucho que asuste, sino de las verdades que revela. A mí me parecieron especialmente interesantes dos planteamientos:
Uno. La verdadera maldición no es el cruciatus, ni el linaje, ni la familia en sí misma. La maldición familiar son los padres que no pueden hacerse cargo de sus problemas de pareja y terminan condenando a los hijos y a otras personas con las que se relacionan, ya sea durante el matrimonio o después de una separación. Es que no me separo por mis hijos, ¡deshonra! Estoy mal con mi pareja, necesito a alguien que me quiera, ¡desgracia! El/la amante tiene la culpa de que se haya destruido el matrimonio, ¡vergüenza! Nada de eso, la desdicha de las familias son los padres escudándose para no resolver los conflictos conyugales y la película lo plantea bastante bien.
Dos. Los países llenos de violencia son países llenos de secretos. De redes de poder, de crimen organizado, de movimientos fraudulentos. Pero el secreto mejor guardado es el de los asesinatos. ¿Quién lo mató? ¿Por qué? ¿Qué fue lo último que vio? En esos secretos se podría encontrar la clave para desmantelar pandillas, cárteles, organizaciones… Los asesinados se llevan a la tumba el secreto de su muerte, dejándola para siempre en el misterio, especialmente en los países llenos de impunidad. ¿Qué pasaría si alguien pudiera conocer esos secretos? ¡Sería la persona más poderosa, capaz de manipular a los criminales! Pero, ¿a qué costo?
Afiche promocional de cine.
Ahora, las recomendaciones:
El tráiler no se los dejo porque es bastante malo, pero confíen en que sí hay sustos, sangre y vísceras.
Si son de náusea fácil no les recomiendo que coman durante la película porque hay bastantes tripas ensangrentadas. Pero si ya están acostumbrados al gore, entonces échenle más salsa valentina.
Observen bien las tomas aéreas, las maneras de encontrar muertos, las tomas de las calles. Son bastante ilustrativas. Nada como un país en decadencia visto por uno de sus habitantes.
Cinépolis la estrenará en sus salas, pero estén atentos porque al ser cine latinoamericano —no gringo, vaya— es probable que sólo esté un par de semanas.
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