“Porque no puede morir lo que yace eternamente… y en épocas extrañas hasta la muerte puede morir”
Igual que la muerte, el miedo, en gran medida, es un tema tabú cuando se trata de analizar el cúmulo de emociones humanas que podemos sentir. Normalmente lo descalificamos y le damos una explicación racional -a no ser que nos encontremos a media noche y en una encrucijada con una figura encapuchada; ahí si, corre- ya sea una ilusión óptica, sonidos generados por la temperatura de los objetos o simple sugestión malsana. Pero ¿si todo eso no fuera suficiente? es más ¿si toda la evidencia apuntara a que nuestros ojos no nos engañan? Entonces estaríamos frente a un sinsentido que, aunque exista, no podríamos explicar. Básicamente nos encontraríamos al borde la locura.
Esa es la premisa que se maneja en el horror cósmico, subgénero de la ciencia ficción forjado ni más ni menos que por Howard Phillips Lovecraft, oriundo de Providence. En Psicofonías, lo homenajeamos hoy, a él y a su obra, con esta columna.
Un gran fanart de Lovecraft, por Barret Chapman
Howard -o Howie, como nos gusta decirle- nació el 20 de agosto de 1890 en Providence, Rhode Island, un diminuto estado al norte de los Estados Unidos. Siendo de una familia con ancestros de alcurnia -los Phillips se podían rastrear casi hasta el Mayflower, el barco que llegó con los primeros puritanos, y los Lovecraft, o Lovecroft, hasta la Inglaterra del S. XV- Este elitismo propiciado por su madre -que también le decía que era feo, dicen-, aunado a que era un niño enfermizo, lo llevó a pasar gran parte de su infancia ensimismado y alienado en sus pensamientos mientras daba largas caminatas por los parajes de su ciudad que, en gran medida, inspiraron los contextos de su obra.
Fotos de la Sociedad Histórica de H.P. Lovecraft muestran al pequeño Howie a la tierna edad de 2 y 9 años
Después de la muerte de su padre por neurosífilis, su crianza recayó en su madre, su tía y su abuelo Whipple Phillips, empresario prominente y masón que lo impulsó a estudiar literatura clásica y poesía inglesa. Howard se mostró como niño prodigio cuando aprendió a leer y recitar poesía a los dos años y a escribir a los seis. Escribió su primer relato a los quince “La bestia en la Cueva” y a los dieciséis colaboraba con una columna sobre astronomía en el Providence Tribune.
The Vagrant es el periódico amateur donde Lovecraft publicó sus primeras historias como «La tumba» (1922), «Dagón» (1919) y «La Bestia en la Cueva» (1904)
En 1923, después de una serie de vaivenes con su formación académica y de la muerte de su abuelo en 1904, publica Dagon -ya desde 1917 había regresado a la ficción después de un breve período de poesía- en la revista Weird Tales y comienza a relacionarse con los que se convertirían su círculo más cercano y a los que influenciaría: Robert Bloch, Clark Ashton Smith, August Delerth y Robert E. Howard, entre otros. Siempre aconsejándoles y ayudándoles, marcó una pauta gracias a su labor como estilista y se relacionó profundamente con ellos.
Lovecraft se casó con Sonia Green y luego se mudó a Nueva York, época en la que se la pasó mentando madres sobre lo sombrío de la ciudad y sus habitantes.
Pero ¿qué es el horror cósmico? basado en su racionalismo que rayaba en el extremo, pero al mismo tiempo, motivado por su imaginación desmedida y estimulada, Lovecraft, apoyado en lo que escritores como Dunsay, Poe y Machen habían hecho en relación a un horror oculto en la oscuridad, comienza a despegar los pies de la tierra y sugiere que todo aquello que nos aterroriza puede que no tenga una explicación que entienda la humanidad.
Derivado de sentirse ajeno a todo y a todos desde la infancia, Howie lleva esa sensación de extrañeza a sus textos y sus personajes, a pesar de ser conscientes de las imposibilidades planteadas, e incluso siendo hombres de ciencia, terminan derrotados y empequeñecidos por las abrumadoras verdades reveladas por extrañas combinaciones de magia y ciencia. Aunque apenas y son vislumbradas, impactan lo suficiente para cuestionar lo real, y particularmente, que sí hay Dioses, la humanidad no les importa.
Los «Profundos» son seres mitad pez y mitad humano y tienen múltiples apariciones en la mitología de Lovecraft. Fanart de Pahapasi.
En sus textos siempre se puede notar la relevancia que le daba a los avances de la época y los aprovechaba para dar a entender que serían estos los que finalmente nos ayudarían a entender que nuestra comprensión de la realidad y que nuestro lugar en el Universo era un bip irrelevante.
De 1917 hasta prácticamente el día de su muerte, y con un matrimonio intermedio complementado con un odio desmedido hacia Nueva York, fue prolífico en su obra y durante el período de Weird Tales (1923) entregó algunas de sus obras más importantes como Aire frío (1926), El Modelo de Pickman (1926), La llamada de Cthulhu (1926), El caso de Charles Dexter Ward (1927), El horror de Dunwich (1928), Las Montañas de la Locura (1931), La sombra sobre Innsmouth (1931) y Los sueños en la casa de la Bruja (1932) entre otros.
La tapia de Lovecraft lee «Yo soy Providence», en una muestra de amor por su ciudad natal. Esa frase la acuñó por primera vez en una carta a su amigo escritor James Ferdinand Morton.
Howard es internado en el hospital Jane Brown Memorial donde muere de cáncer intestinal durante las primeras horas del 15 de Marzo de 1937. Con estos relatos, generó todo un universo que, aunque nunca ordenó como tal, ha permeado a la literatura de ciencia ficción desde entonces y a la cultura popular en general. Fue August Darleth, también escritor y amigo, quien se encargó de cuidar y dar a conocer su obra para que no se perdiera en las sombras.
El miércoles 15 de marzo se cumplieron 80 años de la muerte de Howie y aquí le conmemoramos.
Estuvimos también rindiéndole honores el día viernes 17 de marzo en el Centro Cultural Elena Garro a lado de nuestros amigos de Penumbria -que le están dedicando su número de este mes y lo pueden ver aquí- la Liga Universitaria de Juegos de Rol, que auspicio el entretenimiento, Abraham Cruz, creador de un ajedrez maravilloso que pueden ver por acá y con un sin fin de experiencias en un micrófono abierto que estuvo recibiendo las vivencias de cada uno de los asistentes sobre cómo se acercaron a Mr. Providence -si, también nosotros hablamos sobre cómo nos influenció para hacer este proyecto y nos pueden oír acá-. Para cerrar con broche de oro, se transmitió el multipremiado corto de J. Xavier Velasco titulado Zerch que, cuando tengan la oportunidad de verlo, con sólo siete minutos, los dejará boquiabiertos. Agradecemos la invitación y el espacio a Miguel Lupián, coordinador de Penumbria y de toda esta locura. Lo pueden seguir en Twitter como @mortinatos.
También, por si se lo perdieron, ya está en SoundCloud nuestro programa especial de #EnterradosenVivo dedicado a este mensajero del espacio. Ahí descubrirán, junto con nuestras aguardientosas voces, por qué #Lovecraftlohizo
Fernando Santamaría, Erick Yáñez y Nina Groncho, productores de Psicofonías, en el Picnic en R’lyeh organizado por Miguel Lupián Soto de Penumbria
PARA LEER MÁS
- «Antología de cuento fantástico.», en Penumbria #37